
Hace unos días, presenciábamos los rumores acerca de una posible crisis en la pareja, luego de que se difundieran unas fotografías de Mario Vargas Llosa entrando y saliendo varias veces de su piso en Madrid. Sin embargo, las recientes imágenes de la boda de Álvaro Castillejo, sobrino de Isabel Preysler, desmintieron estas suposiciones.
La socialité asistió con alegría al evento que tanto se hizo esperar a causa de la pandemia. Isabel se mantuvo muy unida a su sobrino este último tiempo, tras el fallecimiento de su hermana Beatriz en 2011, ejerciendo no solo como tía, sino también como una “segunda madre” para el empresario. Es por esto que el pasado sábado fue un día muy significativo, tanto para los recién casados, como para Isabel Preysler.

Durante la velada, se la vio acompañada de su pareja, Mario Vargas Llosa, con el que se mostró muy alegre y enamorada, rompiendo aquellos rumores sobre una supuesta crisis. Tras oír el “sí, quiero” los tortolitos se reencontraron y, sin soltarse la mano, despidieron al coche de los recién casados junto al resto de invitados.
El mismo escritor desmintió categóricamente, en exclusiva con “Hola”, cualquier tipo de crisis, explicando que se encuentran en un buen momento como pareja, y aclarando las dudas que saltaron tras aquellas fotografías. Al parecer, tan solo usa esa vivienda como biblioteca personal y punto de encuentro con sus hijos, y su lugar habitual de residencia es casa que Isabel tiene en propiedad en la urbanización Puerta de Hierro.
Las vacaciones de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
Unos días antes de la boda, la pareja viajó hasta la isla de Ibiza para gozar de unas tiernas vacaciones. Fue un necesario momento de desconexión en el que también participó su hija menor, Tamara Falcó, quien es testigo directo de estos siete años de amor.
La marquesa de Griñón conoce mejor que nadie el vínculo que mantiene su madre y su novio, con el que mantiene una muy buena relación, puesto que hasta hace muy poco vivía en el hogar familiar con ambos.